Errores comunes al enfrentar la fibromialgia (y cómo comenzar a salir de ellos)
Muchas personas con fibromialgia intentan “hacer lo correcto”, pero sin una guía clara, terminan repitiendo estrategias que no ayudan —o incluso empeoran los síntomas. En este artículo te comparto algunos errores frecuentes y lo que hay detrás de ellos.
Vivir con fibromialgia no viene con instrucciones. Y en la búsqueda de alivio, es común que muchas personas intenten cosas que parecen lógicas, pero no siempre son las más efectivas.
No se trata de culparse. Estos intentos vienen, muchas veces, desde el miedo, la frustración o la esperanza de sentirse mejor rápidamente.
Reconocer estos patrones es un primer paso importante. No para juzgarte, sino para comenzar a construir un camino más consciente, informado y amable contigo.
A continuación, te comparto algunos de los intentos más comunes (y comprensibles) que suelen aparecer en personas con fibromialgia, especialmente en las primeras etapas del diagnóstico:
1. Forzarse a seguir como si nada pasara
“Si sigo con mi vida normal, tal vez esto se me pase.”
Resultado: el cuerpo grita más fuerte, aumenta el dolor y el agotamiento.
Raíz: miedo a parecer débil o a perder su identidad y/o productividad.
2. Buscar soluciones mágicas o inmediatas
“Tal vez esta dieta, este suplemento, este masaje me lo saque de encima.”
Resultado: frustración, gasto de energía y dinero sin resultados reales.
Raíz: desesperación por sentirse mejor, pero sin guía integral.
3. Minimizar lo que sienten para no preocupar a otros
“No es para tanto, seguro es estrés, ya se me pasa.”
Resultado: aislamiento, invisibilización, falta de apoyo emocional.
Raíz: culpa, miedo a “molestar” o a que no les crean.
4. Ir a muchos especialistas sin una mirada integradora
“Fui al reumatólogo, al neurólogo, al gastro… pero nadie me dice nada claro.”
Resultado: confusión, diagnósticos parciales, pérdida de confianza.
Raíz: el modelo médico fragmentado no contempla la complejidad del cuadro.
5. Hacer ejercicio intenso o forzado “porque hay que moverse”
“Me dijeron que el ejercicio ayuda… así que fui a una clase completa.”
Resultado: crisis de dolor post-esfuerzo, miedo a volver a intentarlo.
Raíz: información incompleta o no personalizada.
6. Compararse con personas sanas o con su “yo de antes”
“Antes podía hacer mil cosas. ¿Por qué ahora no?”
Resultado: tristeza, enojo con una misma, frustración constante.
Raíz: no aceptar el ritmo actual como parte del proceso (no como fracaso).
7. Intentar “controlarlo todo” desde la mente
“Tengo que ser más positiva, tengo que calmarme, tengo que…”
Resultado: más tensión, autoexigencia, desconexión del cuerpo.
Raíz: creencia de que todo se resuelve pensando más o “poniéndole voluntad”.
8. Dejar todo en manos del tratamiento médico
“Me dieron remedios, con eso debería bastar.”
Resultado: poca mejora a largo plazo, dependencia externa, resignación.
Raíz: desconocimiento de que el abordaje debe ser integral (cuerpo-mente-emociones-vínculos).
Si te reconociste en alguno de estos puntos, no estás sola(o). Son intentos humanos y comprensibles. Lo importante es empezar a transformarlos poco a poco, con información clara, acompañamiento y mucho autocuidado.
Romper estos patrones no ocurre de un día para otro. Pero cada vez que eliges mirarte con más honestidad, menos juicio y más información, estás haciendo algo valioso por ti.
A veces, basta con observarnos desde otro lugar para comenzar a hacer las cosas distinto.
No se trata de cambiar todo de golpe, sino de reconocer lo que ya estás intentando y ajustar el rumbo con más información, compasión y dirección.
Sí, es posible trabajar estos patrones. Sí, es posible empezar a sentirte mejor.
Te invito a hacer un pequeño ejercicio en casa que puede ayudarte a dar ese primer paso consciente.
Recurso: “Mi mapa de hábitos: lo que intento, lo que necesito”
Objetivo:
Observar tus propios intentos, reconocer qué te impulsa a ellos, y abrir espacio a nuevas estrategias más cuidadosas contigo.
Materiales:
Hoja o cuaderno + lápiz.
Indicaciones:
1. Haz una lista de 3 cosas que sueles hacer cuando te sientes mal (física o emocionalmente). Ejemplo: forzarme a hacer todo igual, aislarme, buscar soluciones urgentes en internet.
2. Al lado de cada una, responde:
- ¿Qué espero lograr con esto?
- ¿Qué efecto real suele tener en mí?
- ¿Qué podría probar en su lugar, desde un enfoque más amable y sostenible?
Al final, elige una acción nueva y pequeña que te gustaría intentar la próxima vez que te sientas así. Escríbela como un compromiso contigo.
🌀 Este ejercicio no va a solucionar todo, pero si te permite comenzar a tomar consciencia. Cada pequeño ajuste es una forma de cuidarte.
Fuentes
- Häuser, W., Fitzcharles, M. A., & Wolfe, F. (2018). Recognizing fibromyalgia as a disease entity: what is the evidence?. Current Pain and Headache Reports.
- Clauw, D. J. (2015). Fibromyalgia and related conditions. Mayo Clinic Proceedings.
- Van Houdenhove, B., & Luyten, P. (2008). Stress, depression and fibromyalgia. Acta Neurologica Belgica.
- Wolfe, F. et al. (2010). The American College of Rheumatology preliminary diagnostic criteria for fibromyalgia. Arthritis Care & Research.